Citomegalovirus en el embarazo: protegiendo a tu bebé desde antes de que nazca
Una de las infecciones que pueden afectar a la madre y al bebé es el Citomegalovirus en el embarazo. Conocido como CMV, es un virus muy común y generalmente inofensivo, pero que puede causar complicaciones graves si se transmite al feto.
En este artículo, te explicaremos qué es el CMV, cómo se contagia, cuáles son los factores de riesgo y las medidas de prevención, cómo se diagnostica y trata, y qué impacto puede tener en el desarrollo del bebé. También responderemos a algunas preguntas frecuentes sobre este tema. Así, podrás estar informada y proteger a tu bebé desde antes del nacimiento.
¿Qué es el Citomegalovirus?
El Citomegalovirus en el embarazo es un tipo de herpesvirus que pertenece a la misma familia que el virus del herpes simple, el virus de la varicela-zóster y el virus de Epstein-Barr. El CMV se encuentra en todo el mundo y puede infectar a personas de cualquier edad, sexo o raza.
Asimismo, se estima que entre el 50% y el 80% de la población adulta ha estado en contacto con el CMV alguna vez en su vida. La mayoría de las personas no presenta síntomas o sólo tiene síntomas leves, como fiebre, dolor de garganta, cansancio o ganglios inflamados.
El sistema inmunitario suele controlar la infección y el virus permanece latente en el organismo, sin causar problemas.
Sin embargo, en algunas situaciones, el CMV puede reactivarse y provocar enfermedades más graves, especialmente en personas con un sistema inmunitario debilitado, como las pacientes con VIH/SIDA, pacientes en tratamiento prolongado con corticoides u otros inmunosupresores (por ejemplo, las receptoras de trasplantes) o las pacientes con cáncer.
Transmisión del Citomegalovirus en el embarazo
El CMV se transmite por contacto directo con los fluidos corporales de una persona infectada, como la saliva, la orina, las lágrimas, la sangre, el semen o las secreciones vaginales. El CMV también puede transmitirse de la madre al feto a través de la placenta durante el embarazo, lo que se conoce como transmisión vertical o congénita. Esta es la forma más frecuente y peligrosa de transmisión del CMV, ya que puede afectar al desarrollo del bebé y causar malformaciones congénitas o secuelas neurológicas.
La transmisión congénita del CMV puede ocurrir en cualquier momento del embarazo, pero es más probable que ocurra durante el primer trimestre (que termina en la semana 12 de embarazo). Se estima que entre el 0.5% y el 2% de los recién nacidos están infectados por el Citomegalovirus en el embarazo.
De estos, aproximadamente el 10% presenta síntomas al nacer o poco después, como bajo peso, ictericia, hepatoesplenomegalia (aumento del tamaño del hígado y del bazo), microcefalia (tamaño pequeño de la cabeza), calcificaciones cerebrales, sordera o problemas visuales.
El otro 90% no presenta síntomas al nacer, pero puede desarrollar secuelas a largo plazo, como retraso del desarrollo psicomotor, discapacidad intelectual, sordera o problemas visuales.
Factores de riesgo
Los factores que aumentan el riesgo de contraer o transmitir el CMV durante el embarazo son los siguientes:
- No haber tenido contacto previo con el CMV. Las mujeres que no han sido infectadas por el CMV antes del embarazo tienen un mayor riesgo de adquirirlo durante el embarazo y transmitirlo al feto. Se calcula que entre el 15% y el 20% de las mujeres embarazadas son susceptibles al CMV.
- Tener contacto frecuente con niños pequeños. Los niños menores de 3 años son los principales portadores y transmisores del CMV, ya que lo eliminan en grandes cantidades por la saliva y la orina. Las mujeres embarazadas que trabajan o conviven con niños pequeños tienen un mayor riesgo de contagiarse por el CMV. Se estima que entre el 1% y el 4% de las mujeres embarazadas adquieren el CMV por esta vía.
- Tener una pareja sexual infectada por el CMV. El CMV también se puede transmitir por vía sexual, por lo que las mujeres embarazadas que tienen una pareja sexual infectada por el CMV tienen un mayor riesgo de contagiarse. Se recomienda el uso de preservativos durante el embarazo para prevenir esta forma de transmisión.
- Recibir una transfusión de sangre o un trasplante de órgano infectado por el CMV. Estas son formas menos frecuentes de transmisión del CMV, pero pueden ocurrir si la sangre o el órgano donado no han sido sometidos a un proceso de detección o inactivación del virus. Se recomienda que las mujeres embarazadas eviten recibir transfusiones o trasplantes innecesarios y que se aseguren de que los productos sanguíneos o los órganos donados estén libres de CMV.
Prevención
La prevención del Citomegalovirus en el embarazo se basa en la adopción de medidas higiénicas y de protección personal para evitar el contacto con los fluidos corporales de las personas infectadas. Algunas de estas medidas son:
- Lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de cambiar pañales, limpiar la nariz o la boca de un niño, tocar juguetes o compartir utensilios con un niño.
- Evitar besar en la boca o compartir vasos, cubiertos, cepillos de dientes u otros objetos personales con personas infectadas por el CMV, especialmente con niños y niñas pequeñas.
- Usar guantes y mascarilla cuando se manipulen objetos contaminados con fluidos corporales de personas infectadas por el CMV, como pañales, toallas, ropa o juguetes.
- Usar preservativos durante las relaciones sexuales con personas infectadas por el CMV o con parejas sexuales desconocidas.
- Evitar recibir transfusiones o trasplantes innecesarios y asegurarse de que los productos sanguíneos o los órganos donados estén libres de CMV.
Síntomas y diagnóstico del Citomegalovirus en el embarazo
Estos síntomas suelen confundirse con los de un resfriado común, fiebre del heno o una gripe y no requieren tratamiento específico. Sin embargo, aunque la infección sea asintomática o leve para la madre, puede tener consecuencias graves para el feto.
El diagnóstico del CMV en las mujeres embarazadas se realiza mediante análisis de sangre que detectan la presencia de anticuerpos contra el virus, que son unas proteínas que produce el sistema inmunitario para defenderse de las infecciones. Existen dos tipos de anticuerpos contra el CMV: los IgG y los IgM. Los IgG son los anticuerpos más duraderos y permanecen en el organismo toda la vida después de haber estado en contacto con el virus. Los IgM son los anticuerpos que primero se producen pero también los que antes desaparecen (al cabo de unos meses después de haberse producido la infección).
Las pruebas adicionales que se pueden realizar para confirmar la infección fetal y evaluar el impacto en el desarrollo del bebé son las siguientes:
- Amniocentesis: consiste en extraer una muestra de líquido amniótico que rodea al feto mediante una punción en el abdomen de la madre.
- Ecografía: Los problemas causados por el CMV congénito pueden variar en severidad y afectar a diferentes órganos y sistemas. Algunos de los problemas más comunes son la hipoacusia, el retraso del desarrollo, la microcefalia, la calcificación intracraneal, la coriorretinitis, la hepatitis, la trombocitopenia y la anemia. Estos problemas pueden ser detectados por la ecografía.
- Cordocentesis: consiste en extraer una muestra de sangre del cordón umbilical del feto mediante una punción en el abdomen de la madre.
Importancia de la detección temprana
La detección temprana de la infección por el CMV durante el embarazo es importante por varias razones:
- Permite informar a la mujer embarazada sobre los riesgos y las opciones disponibles para ella y su bebé.
- Hace posible realizar un seguimiento ecográfico más frecuente y detallado del desarrollo fetal y detectar posibles anomalías o complicaciones.
- Sirve para ofrecer un tratamiento antiviral a la mujer embarazada y al feto si se cumplen ciertos criterios clínicos y virológicos.
- Permite planificar el parto y el cuidado neonatal adecuados para el bebé infectado por el CMV.
Impacto del Citomegalovirus en el desarrollo fetal
El impacto del CMV en el desarrollo fetal depende de varios factores, como el momento de la infección, la carga viral, la cepa del virus, la respuesta inmunitaria de la madre y del feto, y la existencia de otras infecciones o enfermedades.
No todos los fetos infectados por el CMV presentan anomalías o secuelas, pero algunos pueden sufrir daños irreversibles en órganos vitales como el cerebro, los ojos o los oídos.
Los posibles efectos del CMV en el desarrollo fetal son los siguientes:
- Malformaciones congénitas: son las alteraciones estructurales o funcionales que se presentan al nacer o poco después.
- Secuelas neurológicas: son las alteraciones del sistema nervioso que se manifiestan a lo largo del desarrollo del niño.
Medidas preventivas y buenas prácticas
Como hemos visto, el Citomegalovirus en el embarazo es un virus muy común y generalmente inofensivo, pero que puede causar problemas graves si se transmite al feto durante el embarazo. Por eso, es importante adoptar medidas preventivas y buenas prácticas para evitar el contagio y proteger a tu bebé por nacer. Algunas de estas medidas son:
- Consultar con tu médico antes de quedar embarazada si has estado en contacto con el CMV o si eres susceptible a la infección. Tu médico puede realizar un análisis de sangre para detectar la presencia de anticuerpos contra el virus y asesorarte sobre los riesgos y las opciones disponibles para ti y tu bebé.
- Lavarte las manos con frecuencia, especialmente después de cambiar pañales, limpiar la nariz o la boca de un niño, tocar juguetes o compartir utensilios con un niño.
- Evitar besar en la boca o compartir vasos, cubiertos, cepillos de dientes u otros objetos personales con personas infectadas por el CMV, especialmente con niños pequeños.
- Usar guantes y mascarilla cuando manipules objetos contaminados con fluidos corporales de personas infectadas por el CMV, como pañales, toallas, ropa o juguetes.
- Usar preservativos durante las relaciones sexuales con personas infectadas por el CMV o con parejas sexuales desconocidas.
- Evitar recibir transfusiones o trasplantes innecesarios y asegurarte de que los productos sanguíneos o los órganos donados estén libres de CMV.
- Informarte sobre los síntomas y el diagnóstico del Citomegalovirus en el embarazo en las mujeres embarazadas y consultar con tu médico si tienes alguna duda o sospecha.
- Realizar un seguimiento ecográfico regular del desarrollo fetal y realizar pruebas adicionales si se detecta alguna anomalía o se confirma la infección fetal por el CMV.
- Planificar el parto y el cuidado neonatal adecuados para tu bebé infectado por el CMV y realizar una evaluación clínica y virológica del recién nacido.
- Ofrecer un tratamiento antiviral a tu bebé infectado por el Citomegalovirus en el embarazo si presenta síntomas al nacer o poco después y proceder a un seguimiento a largo plazo de su crecimiento, desarrollo psicomotor, audición y visión.
Preguntas Frecuentes
¿Qué puedo hacer si estoy embarazada y tengo contacto con un niño infectado por el CMV?
Si estás embarazada y tienes contacto con un niño infectado por el CMV, debes lavarte las manos con frecuencia, evitar besar en la boca o compartir objetos personales con el niño, y usar guantes y mascarilla cuando manipules objetos contaminados con sus fluidos corporales.
¿Qué puedo hacer si estoy embarazada y me diagnostican una infección por el CMV?
Si estás embarazada y te diagnostican una infección por el CMV, debes seguir las indicaciones de tu médico y realizar un seguimiento ecográfico regular del desarrollo fetal. También podría estar indicado proceder pruebas adicionales, como la amniocentesis, la ecografía o la cordocentesis, si se confirma la infección fetal por el CMV o se detecta alguna anomalía en el feto.
¿Qué puedo hacer si mi bebé nace infectado por el CMV?
El CMV congénito es una infección que puede afectar al bebé antes de nacer y causar problemas de salud y desarrollo. El médico puede diagnosticar y tratar la infección con medicamentos antivirales y apoyo especializado. Con un seguimiento continuo, muchos niños pueden tener una buena calidad de vida.