¿Crees que un parto inducido sea el adecuado para ti? ¿Tienes dudas o curiosidad sobre el procedimiento? Es entendible, cualquier maniobra que le da fin a la gestación es razón de preocupación para un futuro padre o madre. Descubre aquí todo al respecto.
El parto inducido es un procedimiento bastante conocido, y alrededor de este, orbitan muchos mitos y creencias que no siempre son verdad. El día de hoy te explicaré de forma sencilla todo lo que necesitas saber sobre la inducción del parto.
Parto normal
Alrededor de las 40 semanas de embarazo, con el envejecimiento de la placenta, disminuye la producción de progesterona. También, el feto ya maduro aumenta su secreción de oxitocina, la cual excita la musculatura uterina. La excitación llega a un punto en el que provoca la primera contracción uterina, y dentro de nada, se ha generado un efecto en cadena de una contracción detrás de otra. Si el proceso sigue su cauce, se consolida el trabajo de parto, y finalmente, se produce el parto normal.
Pero no siempre el parto es normal, no siempre el feto, la placenta o la misma madre cumplen su papel a la perfección. Ya sea por motivo de prevención o de tratamiento, a veces es preferible inducir el parto.
Razones para decidirse por un parto inducido
Como acabamos de mencionar, hay diferentes razones para que el parto normal no sea la mejor opción. De hecho, podríamos agruparlas en 3 grupos.
Causas fetales
El útero no siempre es tan acogedor como se dice, en caso de una rotura prematura de membrana (por poner un ejemplo), el tratamiento recomendado es el parto inducido, ya que el medio se le hace hostil al feto.
Causas maternas
Una madre con hipertensión o diabetes presenta alto riesgo de sufrir una descompensación de su enfermedad en las fechas cercanas al parto. En estos casos, lo mejor es inducir el parto una vez que el feto presenta la suficiente madurez para adaptarse al medio externo.
Causas variadas
Esta 3ª categoría es la clásica que utilizamos cuando una patología no cabe en ninguna de las 2 categorías clásicas. Un ejemplo es un parto que no se efectúa correctamente en el tiempo esperado.
Igualmente, una placenta insuficiente tiene un efecto negativo en el feto. Por tanto, es mejor en muchos casos inducir el parto para proveer adecuadamente al recién nacido.
¿Cuándo se induce el parto?
La mayoría de los casos en que se provoca un parto después de la semana 37, se debe a que no existían enfermedades o condiciones que amenazaran la salud del feto o la madre anteriormente (en otras palabras, la amenaza o riesgo apareció en el período “en término”, o existía una contraindicación para la inducción del parto previamente). Entonces, el parto se induce cuando existen condiciones amenazantes para el feto y/o la madre y se considere riesgosa la permanencia del feto en el útero.
Viéndolo de esta manera, el mínimo de semanas recomendado para inducir el parto es 37, que es cuando ya se considera un parto en término. Entonces, si se considera que el período del parto será riesgoso para el feto o la madre, se debe inducir el parto en la semana 37. Sin embargo, en varias situaciones, provocar el parto antes de las 37 semanas es la conducta a tomar.
Algunos casos en los que se induce el parto antes de la semana 37
- Rotura prematura de membrana: La rotura prematura de membrana puede suceder en prácticamente cualquier etapa del embarazo. Esta patología hace es usualmente razón suficiente para dar por terminado cualquier embarazo. Sin embargo, las consecuencias varían mucho según el tiempo de gestación.
- Antes de las 26 semanas: El pronóstico fetal es malo, no existe viabilidad y se hace bastante difícil que llegue a alcanzarla sin tener complicaciones. Se interrumpe la gestación.
- De 26 a 33 semanas: Se intenta llevar el feto a los niveles de maduración pulmonar adecuados, y una vez alcanzada la viabilidad, se realiza el parto inducido.
- A partir de 34 semanas: Estudio del feto, maduración pulmonar si es necesario y consiguiente parto inducido.
- Corioamnionitis: La infección del líquido amniótico es una enfermedad de mal pronóstico y debe interrumpirse la gestación inmediatamente.
- Preeclampsia grave: Esta entidad se caracteriza por inflamación, valores elevados de tensión arterial y otras afectaciones en toda la anatomía. Según el estado de la gestante, se debe buscar la evacuación del útero.
- Eclampsia: Puede haber convulsiones o un estado de coma. La conducta es la misma, aunque evitando las crisis. En este caso y en el anterior, suele ser necesario realizar cesárea si se encuentra dificultad para inducir el parto.
¿Cómo se induce el parto?
Como podrás imaginar, existe más de una vía para provocar un parto, y cada una tiene puntos fuertes y débiles que la hace más o menos elegible para cada situación. Veamos algunos de los métodos más conocidos.
Pitocin
El pitocin es la forma sintética de la oxitocina (sí, esa hormona que antes mencioné que secretaban los bebés para provocar las contracciones). Pues como te imaginarás, el pitocin provoca contracciones regulares en el útero. El medicamente se administra por vía intravenosa pero debe evitarse pasarse en la dosis o velocidad de administración, dado que contracciones uterinas demasiado fuertes pueden terminar dañando el feto.
Sonda de Foley
El proceso consiste en introducir una sonda con globo, esto debería favorecer la apertura del cuello uterino y el consiguiente trabajo de parto.
Prostaglandinas
Se colocan en la vagina. Logran madurar o suavizar el cuello uterino, facilitando la posibilidad de que inicien las contracciones. En caso de no iniciar, se recomienda que la paciente camine un poco. Se debe tener especial cuidado con la frecuencia cardíaca del feto.
Bibliografía
- https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000625.htm
- https://www.cigna.com/es-us/knowledge-center/hw/induccin-y-aceleracin-del-trabajo-de-parto-hw194662
- https://www.mayoclinic.org/es/healthy-lifestyle/labor-and-delivery/in-depth/inducing-labor/art-20047557